RECORDANDO AL
HERMANO MARISTA
ANIANO DIEZ
"UN GRAN MAESTRO"
Estos pensamientos se los quiero dedicar al MAESTRO que me enseñó a leer, allá por el año 1971 en el Colegio San Luis "Maristas" de Barranco, el Hermano Aniano Diez. Él fue una muy buena persona y aunque ya era bastante mayor, nunca perdía el buen humor y la paciencia para educarnos.
Fue mi primer Profesor de Colegio. En esa época al Primer Grado se le llamaba "Transición" y durante todo ese año sólo lo tuvimos a él como nuestro único Profesor. Fue una persona genial. Con mucho carisma (pero también mucho carácter cuando hacía falta), sacó adelante a 51 niños de 6 años. Por aquel entonces no se acostumbraba que hayan auxiliares en las aulas. Con el Hermano Aniano bastaba y de esa manera educó a muchas promociones de niños. Su vida era la enseñanza... hasta que llegó la Reforma Educativa en 1974 y al año siguiente dejó las aulas por no estar de acuerdo con las "Novedades" que traía la famosa reforma.
Se quedó viviendo en el Colegio San Luis varios años más. Tenía en el segundo piso de la "parte antigua" un pequeño taller de electrónica en donde se entretenía reparando radios, haciendo transformadores y muchas cosas más. Recuerdo con mucha alegría haberlo visitado muchas veces de niño y más tarde de adolescente. Varias veces me reparó algún juguete, esas radios a transistores que recién salían... y cómo olvidarme de esa vez en el año 79 cuando me sacó de un apuro al arreglar una radio grabadora portatil "moderna" de mi casa, que la había enchufado sin transformador y la había "hecho volar" por meterle 220 voltios. Acudí inmediatamente a él y me dijo que no me preocupe pues aparentemente sólo se había quemado un fusible. Y efectivamente así fue... en mi casa nunca se enteraron de lo que pasó, gracias a la ayuda del Hermano Aniano, que aunque yo estaba en 3ro. de Secundaria, todavía me ayudaba y seguía aprendiendo de él.
¡Ah! Me olvidaba.... Nunca me cobró un centavo y se ofendía cuando le preguntaba ¿Cuánto le debo Hermano? Muchas veces lo visitaba en su taller por el sólo gusto de conversar con él. Y yo no era el único. Iban personas de otras promociones.... algunos muchísimo mayores que yo. Siempre me sorprendió su poderosa memoria para recordar a sus exalumnos. Nunca escuché que a un exalumno suyo le diga "¿Cómo te llamas?". No sé cómo, pero recordaba a todos y aunque, según la costumbre de la época, los llamaba por su apellido paterno, siempre los tenía presente y les preguntaba por sus padres.
Tenía un gran carisma y se notaba que quería mucho a sus alumnos y exalumnos. Mi Madre me inclulcó la bonita costumbre de ir a saludarlo por su cumpleaños. Cada 14 de Noviembre lo iba a ver y le llevaba una cajita de caramelos (pues le gustaban mucho los dulces) que mi Madre siempre compraba con mucho cariño. Ahí sí que no me decía nada y aceptada el obsequio con mucha alegría.
La última vez que lo visité, yo ya había ingresado a la universidad. Regresando de clases fui al colegio a saludarlo por su cumpleaños y no llevaba regalo alguno. Intenté disculparme por ese detalle y me dijo esto "¿Quieres hacerme un regalo? Pues... haz lo que yo he hecho en mi vida y remplázame, porque ya me queda poco tiempo...". Fueron unas frases enigmáticas para mí y ojalá algún día pudiera decirle al querido Hermano Aniano (cuando nos volvamos a encontrar) que es un reto muy grande el poder intentar siquiera ocupar su lugar. Él fue grande entre los grandes y marcó varias promociones de peruanos que hoy están entre los 43 y 62 años de edad, más o menos.
Esa fue la última vez que lo vi. Los estudios universitarios me alejaron del Colegio San Luis. Sabía que su salud no estaba bien y que ya no se le podía ver. Un día del año 85 (aproximadamente) me avisaron que había fallecido. Esa noche en el velorio, que fue en el "San Luis", habían muchos exalumnos que no olvidaban a su maestro, a aquel hombre de bien que nos enseñó las primeras letras.
Hoy me acordé del Hermano Aniano. Tal vez porque ayer me reuní con mis compañeros de Promoción y hablamos de él. Tal vez porque leí unos pensamientos (que copio a continuación) que me trajeron a la mente su figura inmortal. Aunque siempre está en mi mente, hoy lo sentí con más fuerza. Y siempre está en mi mente, porque si es que tengo la suerte de poder leer es gracias a él; El Hermano Aniano Diez fue el que me brindó la dicha de ingresar a ese mundo maravilloso que es "LA LECTURA" y nadie puede olvidarse de esos seres abnegados que dedican su vida a enseñar las primeras letras a los niños y que son (creo yo) los profesores más importantes en la vida de un ser humano.
Vaya este homenaje no sólo para el Hermano Aniano, sino para todos los Maestros del Perú y del Mundo que por pura vocación (heroica en muchísimos casos) tratan que este planeta sea cada día mucho mejor.
RAFAEL IRIARTE TORRES
UN HOMBRE ES TAN GRANDE...
Una persona es tan grande
como los sueños que sueña.
Una persona es tan grande
como el amor que siente,
como los valores que aprecia
y como la dicha que comparte.
Una persona es tan grande
como las ideas que piensa,
tan grande como el caudal logrado,
como las fuentes en la que se inspira,
y como el discernimiento alcanzado.
Una persona es tan grande
como la verdad que dice,
tan grande como
la ayuda que imparte.
Es tan grande
como el destino que busca...
Como la vida que vive...