UNAS FRASES INTERESANTES
DE LA BIBLIA
El Domingo pasado escuché en la misa, en la primera lectura, unas frases del Libro del Éxodo (Capítulo 22, 21-26) que me llamaron mucho la atención. En ésta, Dios le habla al pueblo de Israel y les dice estas sencillas palabras que comparto con ustedes:
"No harán daño a la viuda ni al huérfano. Si ustedes lo hacen, ellos clamarán a mí, y yo escucharé su clamor. Se despertará mi enojo y a ustedes los mataré a espada; viudas quedarán sus esposas y huérfanos sus hijos".
"Si prestas dinero a uno de mi pueblo, al pobre, que tú conoces, no serás como el usurero, no le exigirás interés".
"Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás al ponerse el sol, pues este manto cubre el cuerpo de tu prójimo y protege su piel; sino, ¿cómo podrá dormir? Si no se lo devuelves, él clamará a mí, y yo lo escucharé porque soy compasivo".
¡Qué bonita lectura en donde se expresa el amor que se le debe tener al prójimo!
A mí me llama mucho la atención el hecho que algunas personas (incluso miembros de la Iglesia Católica) se empeñan en aplicar al pie de la letra (en forma literal) lo que está escrito en la Biblia, y sin embargo con frases tan claras y precisas como la que he citado se hacen los desentendidos.
La lectura citada no necesita ninguna interpretación. Yo me pregunto: Los banqueros que presumen de ser muy cristianos ¿no leen la Biblia? Los prestamistas y usureros ¿no se dan cuenta que lo que hacen está mal? ¿Por qué la Iglesia no les hace notar a esas personas (banqueros y usureros) en forma clara y precisa que lo que están haciendo va contra la ley de Dios? ¿Por qué ese silencio cómplice?
Y, para terminar: ¿Nos damos cuenta que las mayores deudas que hay en el mundo son las que tenemos los países pobres con los países más poderosos? ¿Entendemos que esas deudas son impagables y que sólo podemos pagar los altísimos intereses y que toda la vida seguiremos endeudados? ¿Esos países poderosos se dan cuenta que Dios está molesto con ellos?
Menos mal que alguna vez el Papa Juan Pablo II le pidió a Estados Unidos y sus aliados que nos perdonen la deuda externa, pues ella era una ofensa contra Dios. ¡Claro que los medios de comunicación casi ni se pronunciaron al respecto! Pero de todas maneras, para las personas que sí estamos al tanto de las cosas, fue un consuelo que la Iglesia Católica se manifieste a favor de la justicia social. ¡Algo es algo!
Menos mal que alguna vez el Papa Juan Pablo II le pidió a Estados Unidos y sus aliados que nos perdonen la deuda externa, pues ella era una ofensa contra Dios. ¡Claro que los medios de comunicación casi ni se pronunciaron al respecto! Pero de todas maneras, para las personas que sí estamos al tanto de las cosas, fue un consuelo que la Iglesia Católica se manifieste a favor de la justicia social. ¡Algo es algo!
Esperemos que el Papa Benedicto XVI y todos los sacerdotes sigan el ejemplo de Juan Pablo II y se pronuncien masivamente predicando la lectura a la que hago mención y tal vez la gente tome conciencia de que los préstamos con intereses abusivos y el maltrato a la gente pobre es algo malo y reprobado por Dios.
La esperanza es lo último que se pierde.
RAFAEL IRIARTE TORRES